¿Es feliz en su trabajo? Usted puede ser un happyshifter y todavía no lo sabe

 In Prensa

El «Happyshifting» es una reciente tendencia dentro del mundo laboral que ya llegó a la Argentina. Se trata de una nueva camada de profesionales que prioriza la felicidad en el empleo, incluso más que un salario abultado. Representan un fuerte desafío para las empresas ¿Cuáles son sus prioridades?

«Ahora que lo pienso, arranqué con el proyecto de Capital Humano por Happyshifting. En su momento no lo sabía, pero al escuchar lo que es me doy cuenta de que sí. Trabajaba en una compañía reconocida, con una buena posición y tenía un salario acorde a mis funciones, pero no me sentía realizado, había algo que me faltaba. Y por eso decidí abrirme y armar mi consultora».

La reflexión pertenece a Diego Kirschenbaum, quien en 2004 fundó su propia empresa dedicada a la selección de personal. En diálogo con iProfesional.com, el experto en Recursos Humanos asegura que tras la decisión de cambiar y dar el salto su vida se volvió «mucho más feliz.»

Kirschenbaum es un happyshifter, una nueva camada de profesionales para los que la autorrealización, el buen ambiente en la oficina, al compañerismo y la comodidad importan más que un salario abultado.

Creada durante el 2009 en España por los fundadores de la prestigiosa firma Employee Branding Daniel Lyons y Montse Ventosa, la expresión Happyshifting da cuenta de un nuevo movimiento en el mundo laboral donde el empleo no es una condena ni un sacrificio para las personas sino más bien todo lo contrario.

«Los cultores de esta tendencia son quienes entienden el trabajo como un camino complementario para conseguir la felicidad y lo enfrentan con una actitud positiva, proactiva y llena de optimismo, buscando sentirse agradados en todos los niveles de la vida, sobre la base de tener un empleo en el que se esté cómodo, a gusto y en el que cada uno se sienta útil para desarrollar todas sus habilidades; en definitiva, que satisfaga a la persona que lo realiza», describe en la publicación AméricaEconomía la experta chilena Alejandra Aranda, socia fundadora y gestora de Humanitas Executive Search.

De acuerdo con la especialista, la mayoría de los happyshifters son jóvenes y ellos no se comprometen con una compañía en particular, sino que lo hacen con un trabajo cuyo cargo implica el desarrollo de un proyecto ya que, en caso de no sentirse a gusto, lo abandonan sin mayores problemas.

Son, ni más ni menos, que los nuevos profesionales del siglo XXI. Si no están satisfechos, deciden cambiar de empresa o se van de ella para crear una propia. En estos casos, no hay sueldo que los retenga. No se resignan a pasar ocho horas diarias en un puesto que no les aporta nada.

Su objetivo principal es ser feliz y están convencidos que esa es la clave que conduce al éxito.

«Quien se encuentra en ese estado está absorto en su actividad y siente una enorme satisfacción; trabaja para ser feliz, con capacidad de realización y satisfacción personal antes que de ganar dinero», asegura Pilar Jericó, socia de InnoPersonas.

Y añade que cuando eso sucede, hay un resultado positivo para la empresa. «Con este compromiso, la persona tiene un 57% menos de posibilidades de dejar la compañía, y se esfuerza un 87% más«, revela la especialista española en un artículo publicado por el diario Expansión. 

A nivel local, Pablo Molouny, Gerente General de Tabajando.com Argentina, asegura aiProfesional.com que el Happyshifting es una tendencia que se está imponiendo con mucha fuerza.

«En nuestro país aún no se habla de este concepto, pero lo que significa es algo que se está dando cada vez con mayor frecuencia«, coincide Kirschenbaum, de Capital Humano.

Y destaca que como es un cambio que se produce desde las personas y no desde las empresas, está muy vinculado a la autorrealización y a la importancia y cantidad de horas que insume el trabajo en la vida.

Sin embargo, de este nuevo movimiento no pueden participar todos los trabajadores.

«El Happyshifting aplica para profesionales, universitarios y para quienes trabajan en corporaciones dentro de un mercado laboral que tiende al pleno empleo en el sector profesional y no para los que se desempeñan en el sector informal o para quienes el salario es de vital importancia para mantener a su familia», diferencia el consultor.

A la Generación Y le sienta bien
En definitiva, es entre los jóvenes donde este concepto se impone con más fuerza. Ellos no conceden tanta importancia al dinero sino más bien a las tareas que se les asignan.

Al respecto, Kirschenbaum señala que el Happyshifting está vinculado sobre todo con laGeneración Y, es decir, los jóvenes nacidos en la década del ’80 y ’90, que tienen una visión diferente del trabajo y que se vinculan de una manera distinta con las empresas.

Y desde Trabajando.com Molouny concuerda: «Está muy vinculado a la Generación Y, al cambio de paradigma en lo que es la carrera profesional y el puesto de trabajo».

En concreto, los aspectos más valorados por los jóvenes son la camaradería, el buen ambiente laboral donde los nuevos son bien recibidos, la confianza en los jefes, el orgullo de pertenencia a una organización y el respeto.

Además, buscan su propio desarrollo profesional, un balance entre su vida laboral y personal y que se los valore.

Pero, en un artículo publicado por Expansión se aclara también la importancia que ellos les conceden al ocio y al tiempo libre, quees fundamentalmente lo que más los diferencia de otros grupos de edad.

«Aunque no tengan familia, entendida como el cuidado de los hijos o una pareja, sienten que hay vida después del trabajo, y que tienen que aprovechar el tiempo. Para ellos, el rendimiento se entiende como cumplimiento de objetivos, no como horas pasadas en la oficina«, expresa el artículo.

En esta línea, el director de Capital Humano añade que «la Generación Y busca que se la escuche, sentirse bien, que le guste la tarea, realizarse y si de repente siente que no lo está consiguiendo, trabaja seis meses y se cambia de empresa».

Así, hay jóvenes que buscando este Happyshipting pasan durante un breve período de tiempo por varias compañías, lo que se traduce en altos índice de rotación.

Este fenómeno les sale caro a los empleadores, dado que invierten tiempo y dinero en la formación y capacitación de recursos humanos que, ni bien se les presenta una oportunidad, pegan el salto hacia otra firma o se lanzan a la aventura del proyecto profesional propio.

Por este motivo, Kirschenbaum recomienda «empezar a impulsar algún tipo de respuesta a las necesidades de los happyshifters ya que si bien muchas veces los empresarios mejoran el equilibrio, dan más beneficios o remodelan los espacios de trabajo, este tipo de políticas sirven hasta un punto».

En su opinión, «son soluciones de muy corto plazo, del estilo de aumentar unos puntos los salarios».

¿Y dónde queda el sueldo?
Según los expertos, los happyshifters se rehúsan a pasar largas jornadas fuera sus casas para realizar una función que no les gusta ni los motiva. Y ni siquiera un salario alto los moviliza.

De acuerdo a Expansión, «las ocupaciones que producen más satisfacción son las que implican un mayor grado de realización personal, y se basan, por tanto, en las actividades que aportan un alto valor. Aquí el dinero no tiene mucho que ver con la satisfacción en el trabajo».

Los especialistas calculan que la motivación extra que proporciona un aumento del sueldo dura sólo tres meses

Desde una óptica local, el gerente general de Trabajando.com asegura que la remuneración «ya no ocupa el primer puesto en el momento de tomar la decisión de continuar o ingresar a un nuevo puesto«.

De hecho, en una encuesta realizada recientemente por el portal de empleos en la que se preguntó a unos 3.000 argentinos «cuál era el principal factor que hacía de su trabajo el mejor trabajo», el 41% contestó «las posibilidades de crecimiento», el 26% mencionó al «clima laboral» y sólo un 13% hizo hincapié en el pago.

«Estas respuestas tienen mucho que ver con el Happyshifting, es decir, con el hecho de que la felicidad no es un destino al que se llega sino la forma en la que uno viaja durante la vida».

Un «test» para descubrir si se es feliz en el trabajo
Tal como publica Expansión, existen diez claves que todo profesional debe aplicar para estar a gusto en el trabajo:

  1. Elegir ser feliz. Quedarse con los aspectos positivos del pusto. Rechazar a la gente negativa y los rumores. Encontrar colegas con los que se esté a gusto.
  2. Hacer algo que uno disfrute cada día. Quizá una persona no ame su trabajo, pero siempre habrá algo en él que lo atraiga.
  3. Ocuparse personal y continuamente del desarrollo personal y profesional.
  4. Tomarse la responsabilidad de conocer lo que ocurre en su empleo. No limitarse a quejarse de que no recibe detalles sobre lo que pasa en la compañía, los proyectos de los diversos departamentos o con los colegas. Buscar los datos que se precisa para trabajar eficazmente. Desarrollar una red de información y utilizarla. Preguntarle al jefe cuando se tengan dudas.
  5. Pedir feedback sobre lo que hace, cómo lo hace y qué piensan sus jefes.
  6. Comprometerse sólo a aquello que pueda cumplir y mantener. Los expertos aseguran que una de las principales causas de estrés e infelicidad es fallar en algo prometido. Evitar las excusas y preocuparse sólo de las consecuencias que implica no cumplir con la palabra dada.
  7. Evitar la negatividad.
  8. Mantener el coraje profesional. Ser inconformista en un sentido positivo. Los conflictos pueden ayudar a cumplir con la misión personal y profesional.
  9. Hacer verdaderos amigos.
  10. Y si ninguno de estos nueve consejos funciona, buscar un trabajo nuevo que posibilite la felicidad.

Mayor balance se busca
Desde la consultora StaffRH, Verónica Contin advierte que no se debe confundir «ser unhappyshifter» con «hacer lo que se quiere para ser feliz en el trabajo».

La experta en selección de personal coincide con la mayoría de los profesionales que entrevista a diario en la consultora en que el bienestar al cual suelen referirse tiene que ver con un balance entre vida personal y laboral, donde puedan brindar un tiempo a su familia sin necesidad de «vivir para trabajar».

Así, en contraposición a la demanda de las empresas con una serie innumerables de aparatos tecnológicos que permiten estar conectados las 24 horas, «lo que se escucha a menudo es la manifestación de una necesidad de horarios fijos en los que la persona pueda planificar y saber que cuando sale, corta definitivamente con esto», asegura Contin.

Como respuesta ante la pregunta de «¿por qué usted está buscando un cambio?», la responsable de StaffRH frecuentemente se suele encontrar con contestaciones del tipo:

  • «No se me pasan más las horas porque no estoy asignado a ningún proyecto» 
  • «Desde hace un tiempo, mi trabajo es siempre lo mismo, ya no me aporta nada nuevo»

Y en base a estas afirmaciones, reflexiona: «Muchas veces los frecuentes malestares están dados en parte por desaprovechar recursos que están siendo improductivos viendo pasar las agujas del reloj, o bien en muchas compañías no dedican un tiempo mínimo a relevar necesidades de capacitación o inquietudes de los empleados». 

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